Cuenta la leyenda que un puma, el animal más salvaje del continente americano, siguiendo su instinto infalible, encontró y se adueñó de la gruta de donde emanaba un agua totalmente diferente. Los carreros que por allí pasaban fueron difundiendo la presencia del puma, y hablaban de las propiedades curativas de esta fuente de agua, que pasó a llamarse “Fuente del Puma”.